La angustia del tiempo hace que las cosas sean más llevaderas por lo cual hay desencuentros, como también hay encuentros que, a lo largo de la vida se hacen desafíos que tal vez con el tiempo se vuelvan cada vez más leves, menos dolorosas y más fáciles de confrontar.
La alegría del tiempo hace que las cosas te sorprendan menos y te confíes más, que no arriesgues tanto o arriesgues todo si no vale la pena y si la vale también. Todas estas emociones hay que confrontarlas de la manera que sea más fructífera para cada uno. También hay que dejarse llevar y disfrutar el momento. Las cosas pasan por algo, no existe casualidad.
La vida es un barrilete que hay que saber cuidar para poder levantarlo y mantenerlo. A veces se cae o se escapa, o se puede romper. Pero siempre viene un viento que te ayuda a remontar y volver a volar. Lo más lejano a la cruel realidad.
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